En el año 1976 dejó este puesto y con 28 años comenzó a buscar su futuro. Era una buena edad para emprender y eso lo sabía, lo intuía, el paladar lo tiene bueno pero el olfato, también, y ese instinto le orientaba para buscar un futuro diferente.
No podía pensar que años más tarde entendería perfectamente a los camareros-baristas que ha formado, ya que él trabajó en su juventud en ese puesto cuando los recuerdos se enraízan y se hacen fuertes en la memoria.

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Una historia llena de pasión.