Muchos especialistas consideran que el punto más alto en la concentración de cortisol, si se tiene en cuenta el ritmo circadiano de 24 horas, se encuentra entre las 8 y las 9 de la mañana. En este momento, las propias hormonas producen un estado de alerta mayor en el organismo. Esto hace que, en realidad, no sea útil tomar café inmediatamente después de haberse levantado. De hecho, si se tiene en cuenta que los niveles de cortisol tienden a ir disminuyendo según van pasando las horas del día, sería mucho más efectivo tomarlo dos o tres horas después, de modo de aprovechar sus cualidades y beneficios estimulantes.

Si se consume café cuando los niveles de cortisol son elevados, la cafeína puede interferir con la producción de la hormona, haciendo que esta se produzca en menor cantidad. Asimismo, con el tiempo se desarrollará una tolerancia a la cafeína y su efecto sustituirá el impulso que generalmente se obtiene por el cortisol.

Por dicha razón, los profesionales en el tema sugieren tomar café entre las 10 de la mañana y las 12 del mediodía, y en la tarde, entre las 14 y las 17 horas.

Café nada más levantarse, no.

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